La enogastronomía es por sí sola un buen motivo para visitar Sicilia y Palermo. Hay una cantidad enorme de locales que permiten probar colores, olores y sabores sin tener que limitarse a una única variedad, pudiendo elegir varias en una misma ocasión.
QUESOS Y EXQUISITECES EN LA DROGHERIA DEL BUON GUSTO
Durante el día es una charcutería en vía Nicolò Garzilli, una calle paralela de vía Libertà en el centro de la ciudad; a partir de un momento determinado se pueden degustar tablas especiales con embutidos y quesos deliciosos, sabiamente combinados y presentados con elegancia y originalidad. Hay una gran variedad de quesos sicilianos como el Cosacavaddu ibleo, el Pecorino, el Piacentino ennese, la Tuma persa, la Vastedda della Valle del Belìce, el Maiorchino y la ricotta salada, combinada con carne de cerdo negro de los montes Nebrodi, longaniza, fellata y otras delicias. Tengo que pedirle a Toti Ballotta, el dueño, que me explique con maestría lo que me voy a comer.
DEGUSTACIÓN DE VINO EN VINO VERITAS
En vía Sammartino, en una de las degustaciones de vino que se organizan habitualmente, puedes aprovechar para lanzarte a probar los vinos autóctonos sicilianos. Vinos tintos como el famoso Nero d’Avola (que me parece un poco manoseado), el Nerello Mascalese y Cappuccio y el Cerasuolo di Vittoria son imprescindibles, aunque se está volviendo de moda el Perricone, que ya tuvo su época de gloria en el pasado. En verano vinos blancos como Grillo, Catarratto, Carricante, Damaschino, Grecanico e Inzolia pueden ser muy refrescantes por la noche y para cerrar la comida están el Malvasia y el Zibibbo. Sin olvidar que no hay que abusar ni emborracharse. 🙂
DULCES LOCALES I PECCATUCCI DI MAMMA ANDREA
En vez de canutillos y cassatas, en este local de vía Principe di Scordia se degustan mermeladas de cítricos, fruta bañada en chocolate negro, conservas y galletas. Son muy recomendables los Peccatucci: un suave praliné con base de almendras, cubiertos de pistacho o coco, o bien de chocolate bañados en azúcar de caña o avellanas. ¡No tienen nada que envidiar a la tradición pastelera mitteleuropea!
LOS HELADOS DE LA KALA
Una de las formas de sobrevivir a un día de siroco, el viento caliente que procede de África, es el helado artesanal. Cerca de la Cala, la bahía salpicada de preciosas barcas, hay tres opciones para comer helado: la tarrina (de distinto tamaño), el clásico cucurucho y el bollo, suave, perfumado y listo para ser rellenado. La Kala ha ganado un premio por el sabor de higos y nueces. Es imposible describirlo.
EL PULPO EN CALOGERO
Si tienes agallas para comerte un pulpo después de haberlo visto moverse (normalmente es fresco), Calogero, en Mondello, el barrio marinero de Palermo, es una visita obligatoria. Los palermitanos lo comen como entrante y se puede considerar como comida callejera, ya que se puede comer incluso de pie antes de volver de la playa. El pulpo se cuece y se sirve caliente con zumo de limón.